Leche condensada

Leche condensada de Aida González Rossi

¿Cómo llegué a este libro? Fue una de las lecturas de Laura @laubythesea. Es la primera novela de Aida.

Ambientada en El Médano, al sur de la Isla del Tenerife (Islas Canarias, España).

Cuando leí que la autora era canaria me acorde de Panza de Burro, de Andrea Abreu.

La protagonista es Aida, una niña de 12 años que vive con su madre, separada del padre de la niña pero en constante contacto con la abuela y el primo de esta, Moco, “su otro yo”.

Una historia dura y “guarra” (como dice la autora), de una niña de 12 años.

Viviremos con ella, sus amigas y su familia unos momentos de su vida. Amor, desilusión, sufrimiento, juego, borrachera, mal olor, enfados, abusos, decepciones, tristeza, soledad infinita, dulces, amistad, miedo, sexo, internet, Messenger, descubrimientos, querer…

Dividida en 13 capítulos. Los títulos de cada uno son ataques de Pokémon (un juego de la Gameboy), explicados con una nota a pie de página. Os pongo un ejemplo: el primero es “Cargatóxica” (Ataque pokémon de tipo veneno. Causa daño sin envenenar, aunque su potencia aumenta de forma considerable, si el objetivo ya ha sido envenenado previamente).

Portada de Leche condensada
  • Nº de páginas: 176
  • Editorial: Caballo de Troya, bajo la edición de la escritora Sabina Urraca
  • ISBN: 9788417417581
Opinión personal: Siento que no he conectado con Aida. Y entiendo que hay varios motivos: no soy de su generación, no he jugado nunca a Pokémon y no conozco como hablan en Tenerife.
Me ha costado seguirla. Además del lenguaje incluye párrafos muy largos, sin ninguna puntuación y muchas repeticiones de la misma palabra. Me daba la sensación de que estaba transcribiendo una conversación de niñas.
Aun así, Aida me ha parecido un personaje muy tierno. Y adoro el final.

En la entrevista de Aida, que Alfonso Mareschal publicó en la Revista Popper, dice” Siento que escribo -o lo intento, al menos- para aquellas personas capaces de encontrar ternura en lo que hago, a pesar de que me centre mucho en la idea del asco o el dolor”.

Y yo he encontrado esa ternura. Seguiré la pista de Aida.

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