La vida borrada de Amalia Finisterre de Emilio Calderón
¿Cómo llegué a este libro? Por casualidad. Se encontraba entre las recomendaciones de eBiblio Madrid. No conocía a Emilio y me llamó la atención que estuviera basado en un caso real.
En 2022, 49 mujeres murieron en España por violencia de género. Y, lo peor es, que 21 de estas habían denunciado a su agresor. ¿Qué está pasando?
¿Cómo empezó todo? El 30 de abril de 2018, David López Frías publicaba en el diario El Español esta noticia:
La vida borrada de Marta: su exnovio le quitó la memoria con una brutal paliza
Él nunca aceptó la ruptura y la intentó matar. Le fracturó el cráneo de un sillazo y la estranguló con un cable. Ella pasó más de un año hospitalizada. Ha perdido todos los recuerdos de su vida anterior al suceso.
Artículo publicado en El Español
A partir de aquí Emilio escribe la novela, ambientada en Valencia.
Las protagonistas son Amalia Finisterre, una enfermera de paliativos con 33 años y Sarah Toledano, una policía destinada en la UFAM (Unidad de Atención a la Familia y Mujeres, especializada en la lucha contra violencia de género).
¿Qué hace a un maltratador comportarse así? ¿Cómo lo vive la victima? ¿Qué papel juega la familia? ¿Por qué seguimos escondiéndonos?
Me quedo con la palabra inefable para describirlo. Según la R.A.E.: adj. Que no se puede explicar con palabras.
- Nº de páginas: 304
- Editorial: ALGAIDA
- ISBN: 9788491897064
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Opinión personal: Engancha y duele a partes iguales, desde la primera página. Tema durísimo y desgraciadamente, muy actual, tratado con mucho tacto.
No conocía la cronopatía: una enfermedad que te provoca una obsesión por aprovechar al máximo el tiempo (que la padece Sarah).
Acaba de terminar enero y ya van 6 mujeres asesinadas y una niña de 8 años, en 2023.
¿Qué estamos haciendo mal? Seguro que habéis escuchado estos días el caso de la chica que es abofeteada en directo en Tik-Tok. Lo está justificando, ella y su pareja. ¿Tiene ese acto justificación alguna?
Gracias Emilio por escribir esta novela y hacer el tema visible.
Sin palabras…
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